Hablando el otro día con el padre de una alumna encantadora O. L. ( él también es muy majete ) , comentaba la anécdota de un viaje a Liverpool y a The Cavern.

Hace unos años estuve de visita y aunque uno no sea fan acérrimo de los Beatles ir a Liverpool y no ver The Cavern es casi como peregrinar a Santiago y no ver la Catedral.

Bajas por unas angostas escaleras mientras no paras de preguntarte qué sucedería allí en caso de incendio. Al llegar abajo te sorprendes de lo minúsculo del lugar.

– Menuda ratonera- vuelve uno a pensar.

Sin duda el local hace honor a su nombre. El ladrillo rojo, típico también de Manchester, es otra de las cosas que sorprende. Nada glamuroso por cierto.

Después de ver el local el mito se cae un poco. Más tarde uno se entera de que ni siquiera fué el lugar exacto donde debutaron pero bueno…hace ilusión.

De todo aquello lo que más me llamó la atención fue una pequeña placa de chapa en la pared del fondo encima del escenario en la que se condensaba todo el espíritu que uno podía respirar allí. Ponía simplemente:

DONDE TODO COMENZÓ.

Este recuerdo puso título al artículo antes de escribirlo.

Torrelavega es-fué donde DONDE TODO COMENZÓ.

Como acertadamente ponía una madre en la web empezamos poquitos y con muuucha ilusión. Tampoco sabíamos si iba a salir adelante pero fue emotivo y al fin y al cabo fue la semilla de la que todo creció.

Una charla y un concierto fueron las primeras y únicas actividades que se hicieron y a falta de medios creo que la ilusión, como sucede algunas veces, fue la encargada de suplir al resto.

Ups, me estoy poniendo nostálgico. Espérate que pasen unos años, no va a haber quién me aguante, seré de esos mayores un tanto pesadillos que dirá:

– Aaaayyy hijuca, si yo te conocí en el I Encuentro de Cellos de Torrelavega cuando eras una niña… qué mayor estás, cuánto has crecido… y qué bien tocas el cello…

¡ Que sigan los Encuentros de Cellos de Cantabria por muchos años !.